El equipo de Toto Wolff llega al GP de Azerbaiyán con un cambio clave en la configuración de su monoplaza. Después de un fin de semana difícil en Monza, Mercedes regresa a una puesta a punto más tradicional, apostando por la velocidad punta y el control del eje trasero.
Ajustes tras Monza
En Italia, el W16 penalizó demasiado las rectas al priorizar la carga aerodinámica en las curvas rápidas. Eso limitó los adelantamientos y dejó a los pilotos sin margen de ataque. Para Bakú, Mercedes retoma la configuración que mejor equilibrio le da: mayor eficiencia en rectas y más agarre en el eje trasero.
Suspensión y tracción
El regreso a una especificación previa de la suspensión trasera permitirá controlar mejor la altura del coche en un trazado urbano lleno de irregularidades. Además, el objetivo es reducir el sobrecalentamiento de los neumáticos traseros, uno de los puntos débiles del W16 durante la temporada.
Factor neumáticos
Pirelli lleva los compuestos más blandos (C4, C5 y C6). Eso obligará a una estrategia con más paradas en boxes y mayor cuidado del desgaste. Sin embargo, las temperaturas moderadas en Azerbaiyán pueden beneficiar al Mercedes, especialmente en la gestión del graining al inicio de los stints.
El objetivo
Mercedes no piensa en victorias todavía, pero sí en acercarse a Ferrari en la lucha por el segundo lugar del campeonato de constructores. Con Russell y Antonelli motivados y una configuración más adaptada al circuito, el equipo alemán espera dar pelea en Bakú.
¿Podrá Mercedes sorprender en las calles de Bakú?
El GP de Azerbaiyán siempre ofrece carreras impredecibles, y Mercedes llega con la necesidad de demostrar que sigue en la pelea. ¿Será suficiente este cambio en el balance trasero para dar el salto frente a Ferrari?
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