Estrategia, neumáticos y resistencia física en el circuito más exigente del calendario
El Gran Premio de Singapur vuelve a poner a prueba a pilotos y equipos en un escenario extremo. A 140 km del ecuador, la humedad superior al 70% y temperaturas constantes cercanas a los 31 °C convierten la carrera nocturna en un desafío tanto físico como estratégico.
La exigencia no solo pasa por la resistencia de los pilotos —que pueden perder hasta 3 kg durante la carrera— sino también por la gestión térmica de los neumáticos y los frenos en un trazado lento y técnico, donde la refrigeración es limitada.
Neumáticos y estrategia
Pirelli mantiene la asignación de 2024 con C3 (duro), C4 (medio) y C5 (blando). La degradación térmica marcará la diferencia, con el medio como compuesto ideal para stints largos y el blando reservado para clasificación o reinicios tras Safety Car. El aumento del límite en boxes a 80 km/h reduce la pérdida de tiempo en parada (~23 segundos), abriendo la puerta a planes alternativos si aparece una neutralización.
El trazado
Con 4,940 km y 19 curvas tras la modificación de 2023, Marina Bay sigue siendo un circuito de alta carga aerodinámica, donde la tracción y la estabilidad en frenada son vitales. La media de velocidad ronda los 175 km/h, con temperaturas de frenos que superan los 1.000 °C. Aunque existen cuatro zonas DRS, adelantar sigue siendo complejo, por lo que la clasificación es determinante: dos de cada tres ganadores salieron desde la pole.
Claves a vigilar en 2025
Gestión térmica de neumáticos y frenos.
Probabilidad alta de Safety Car o tormentas que reseteen la pista.
Importancia crítica de la clasificación en un trazado urbano.
El reto físico para los pilotos en condiciones de humedad extrema.
Singapur nunca perdona: es un test completo para máquinas y humanos. ¿Quién logrará dominar la selva urbana bajo las luces?
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