Después de una victoria memorable en Monza, Max Verstappen ya puso la mira en la próxima parada del calendario: el Gran Premio de Azerbaiyán en Bakú. El neerlandés llega con confianza, energía renovada y la intención de confirmar que Red Bull todavía tiene pólvora para desafiar a McLaren en la parte final de la temporada.
Un triunfo que devolvió el ánimo
El piloto tricampeón reconoció que lo de Italia fue un alivio: “Monza fue una carrera increíble para nosotros y dimos un buen paso adelante con la puesta a punto del coche. La victoria ha sido un gran impulso para todos.”
Tras celebrar junto al equipo en la fábrica, Verstappen se enfocó rápidamente en el próximo reto, pasando horas en el simulador para adaptarse a las particularidades del circuito urbano de Bakú.
El desafío de Bakú
El trazado de Azerbaiyán es famoso por sus contrastes: curvas lentas entre murallas y una recta principal larguísima donde la velocidad punta es decisiva. Max lo tiene claro: “Siempre es un desafío en un circuito urbano. La combinación de curvas lentas y la recta principal significa que tienes que encontrar un compromiso en el setup. Hay que acertar con el nivel del alerón trasero y asegurarnos de rendir bien en clasificación.”
Lo que está en juego
Red Bull necesita confirmar que lo de Monza no fue solo un destello. Mientras McLaren sigue dominando, Verstappen quiere volver a instalarse como amenaza seria en la pelea. Bakú, con su naturaleza impredecible y la posibilidad de Safety Cars en cualquier momento, ofrece el escenario perfecto para un golpe de autoridad.
¿Podrá Verstappen repetir la fórmula ganadora y recortar terreno en el campeonato? El domingo lo sabremos, pero lo cierto es que llega a Bakú con confianza, motivación… y hambre de más.
Comentarios
Publicar un comentario