El campeón se reencuentra con la confianza en Motegi tras un viernes positivo
El aire fresco de Japón parece haberle sentado bien a Francesco Bagnaia. Tras semanas de dudas, críticas y gestos de impaciencia desde Ducati, el dos veces campeón del mundo mostró señales de recuperación en los entrenamientos libres del Gran Premio de Japón en Motegi.
Bagnaia lideró la primera sesión del viernes, superando a Jorge Martín y a su propio compañero de equipo, Marc Márquez, antes de cerrar séptimo en la combinada, pero apenas a 0.346 segundos del mejor tiempo de Marco Bezzecchi con Aprilia. Una diferencia mínima en un campeonato donde la igualdad es feroz.
Un cambio necesario
El contraste con su actuación en Misano y Barcelona es abismal. En San Marino arrancó a medio segundo del ritmo y en Cataluña ni siquiera rozó el top 20 el viernes. Ahora, en Motegi, se muestra competitivo y confiado: “Fue un buen viernes. Por la mañana estaba muy contento con todo. Con el neumático duro sufría un poco, pero con el medio ya pude apretar y probar diferentes cosas. Estoy de nuevo confiado”, aseguró el italiano.
Ducati llevaba tiempo exigiendo respuestas. Gigi Dall’Igna había reconocido públicamente la frustración con su piloto estrella. Pero el test privado en Misano, donde Bagnaia pudo trabajar a fondo con la GP25 y recibir consejos de Casey Stoner, parece haber sido el punto de inflexión.
La mano invisible de Stoner
No fue una evolución mecánica lo que cambió la dinámica. Según Bagnaia, en Misano simplemente probó piezas que ya existían en el box, pero nunca había tenido ocasión de trabajar con calma. La clave estuvo en recuperar confianza, y ahí apareció la mirada externa de Stoner: “Casey me dio otra perspectiva de mi estilo y del comportamiento de la moto. Eso me ayudó a desbloquear cosas”, confesó.
La lectura de Ducati es clara: no era tanto un problema de la GP25 como de la seguridad del propio piloto.
La prueba de fuego: el Sprint
Si bien el viernes dejó sonrisas en el garaje rojo, la realidad es que Bagnaia ha sufrido en las carreras sprint, donde su agresividad inicial se desmoronaba. Davide Tardozzi, jefe de equipo, lo sabe: “Ahora encontramos el camino. Tiene que estar en las posiciones que merece”, lanzó con confianza.
Motegi será, entonces, un examen real: ¿se trató de un espejismo como en Aragón y Hungría, o esta vez el cambio es duradero?
Conclusión
Bagnaia llegó a Japón cuestionado y salió del viernes con la sensación de estar de regreso. Si logra transformar esa velocidad de entrenamientos en resultados de carrera, Ducati podrá respirar tranquila.
Pero en el paddock nadie se engaña: el verdadero veredicto no lo dictan los entrenamientos, sino la bandera a cuadros. Y en la parrilla, Martín, Márquez, Acosta y Bezzecchi no están dispuestos a regalarle el título de regreso a Pecco.
¿Crees que Bagnaia está de vuelta o es solo un espejismo japonés? Déjanos tu opinión en los comentarios.
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