Un día caótico para el japonés en su adaptación a Red Bull. ¿Culpa del coche o del walkie-talkie?
Si algo necesita un piloto recién llegado a un equipo top como Red Bull es claridad. Pero lo que Yuki Tsunoda vivió en los libres del GP de Bahréin fue todo lo contrario: un viernes desordenado, lleno de malentendidos por radio y una frustración que se coló hasta en los datos de telemetría.
Después de un debut prometedor con el equipo en Japón, el piloto nipón cayó al puesto 18 en la tabla de tiempos, casi siete décimas detrás de un Verstappen que, aunque tampoco está del todo feliz con el RB21, sigue operando en otra galaxia.
Tsunoda lo resumió con franqueza: "Fue un día bastante messy. La comunicación no fluyó y no logré unir todo en una vuelta decente." Más allá del ritmo, el verdadero problema parece estar en los procesos: calentamientos, configuración de interruptores, coordinación en el box… todo enredado.
¿Se le puede culpar por no brillar? Difícil. Está apenas en su quinta sesión con Red Bull, adaptándose a un coche que no es nada fácil y tratando de entender los matices de un equipo acostumbrado a la excelencia milimétrica. Aun así, el japonés fue claro: "Esto no puede volver a pasar."
De cara al sábado, la clasificación pinta cuesta arriba. Yuki lo sabe, pero se aferra a la esperanza de una jornada más limpia y eficiente. Por ahora, el paso a Q3 suena como una hazaña, no una expectativa.
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