Charles Leclerc no solo se sube a la primera fila del GP de Baréin, sino que también empieza a subirse al tren de la confianza con el SF-25. El monegasco hereda el segundo lugar tras la penalización a George Russell, pero más allá del resultado en el papel, lo que realmente emociona en Ferrari es la sintonía creciente entre el piloto y su monoplaza.
"No esperaba este resultado", confesó Leclerc tras la sesión de clasificación. Pero a juzgar por sus gestos y palabras, sí esperaba —y mucho— este tipo de sensaciones. Después de semanas de trabajo intenso probando diferentes configuraciones, Charles asegura haber encontrado una puesta a punto que le permite exprimir al máximo lo que el SF-25 puede ofrecer… y eso, en una parrilla tan ajustada, puede marcar la diferencia.
Aunque en la Q3 su primer intento con neumáticos usados no fue el mejor, el feeling estaba ahí. Y cuando tienes ritmo y confianza, la vuelta buena llega sola. El tercer mejor tiempo puro en pista terminó traduciéndose en una primera fila gracias a las sanciones a los Mercedes, lo cual le permitirá arrancar por delante de sus rivales más inmediatos.
Las actualizaciones técnicas traídas a Sakhir funcionaron como se esperaba. Y cuando eso pasa en Ferrari, se aplaude fuerte, tanto en el box como en Maranello. El equipo está empezando a afinar el violín rojo, y Leclerc lo está aprendiendo a tocar como solista.
La carrera será otra historia, claro. Pero por ahora, la Scuderia sonríe. Y Charles, también.
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