Ferrari intenta salir del mar picado con el SF-25, pero la costa aún se ve lejana. A pesar del nuevo paquete de mejoras, el salto de calidad se hace esperar. Mientras McLaren navega en otra dimensión, los de Maranello luchan por mantenerse a flote en un campeonato que no perdona.Hamilton, entre dudas y ceños fruncidos, parece haber perdido la chispa que mostró cuando desembarcó en Ferrari hace apenas seis semanas. Sus errores en la simulación de quali y el rendimiento tibio en tanda larga son síntomas de algo más profundo: un coche que aún no habla su idioma.
Leclerc, en cambio, sigue en modo guerrero. Se pone el traje de héroe y exprime cada centímetro del SF-25 para rascar posiciones como quien busca aire en una habitación cerrada. No es la primera vez que le toca este papel… y, tristemente, tampoco será la última si no cambian las cosas.
"Las condiciones han cambiado desde los tests, el coche se comporta distinto y tenemos que adaptarnos rápido", explicó Charles, con ese tono mezcla de resignación y ganas de guerra.
Mientras tanto, Mercedes avanza silenciosamente, Red Bull lidia con un monoplaza más caprichoso de lo habitual y Max Verstappen se mantiene peligrosamente cerca de Norris en la general. Todo esto mientras Ferrari intenta que el concepto de “mejor del resto” no suene a consuelo barato, sino a objetivo estratégico.
La lucha por la segunda fila será clave para Leclerc. Está cerca de Russell, y eso le da a Ferrari una oportunidad para colarse en la fiesta grande del domingo. ¿Podrán aprovecharla?
Y Hamilton… bueno, el león todavía ruge, pero necesita una jungla que le permita cazar a gusto. De momento, se siente más como un turista en altamar que como el capitán de un nuevo sueño rojo.
Mientras tanto, Mercedes avanza silenciosamente, Red Bull lidia con un monoplaza más caprichoso de lo habitual y Max Verstappen se mantiene peligrosamente cerca de Norris en la general. Todo esto mientras Ferrari intenta que el concepto de “mejor del resto” no suene a consuelo barato, sino a objetivo estratégico.
Y Hamilton… bueno, el león todavía ruge, pero necesita una jungla que le permita cazar a gusto. De momento, se siente más como un turista en altamar que como el capitán de un nuevo sueño rojo.
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