El accidente de Jack Doohan reabre la discusión: ¿es momento de automatizar el sistema o debemos seguir confiando en el pulgar del piloto?
El Gran Premio de Japón no solo dejó cronos y estrategias, sino también una sacudida emocional: Jack Doohan, a bordo de su Alpine, perdió el control tras no cerrar el DRS antes de la curva 1 en Suzuka. Un error humano que terminó con el coche contra las barreras... y con el paddock hablando de una sola cosa: automatizar o no automatizar el DRS.
Lo que antes era un simple “botón mágico” para atacar, hoy se convirtió en un dilema de seguridad. Y aunque la idea suena futurista, la división entre pilotos está servida.
¿Fórmula o libre albedrío?
Carlos Sainz se muestra claro: si vamos a seguir volando a 300 km/h, también necesitamos más seguridad. Y eso incluye cerrar el DRS de forma automática, antes de una zona de frenado. "Lo que le pasó a Jack, puede pasar en cualquier pista", advirtió el español.
George Russell, por otro lado, no quiere que la F1 se convierta en una consola de PlayStation. Para él, cerrar el DRS es parte del arte del pilotaje. “Ya hay demasiados sistemas. No queremos más automatización”, remató con ese aire de piloto clásico en cuerpo de millennial.
¿Más zonas DRS si se automatiza?
Alex Albon y Charles Leclerc lanzaron una idea jugosa: si automatizamos el DRS, podríamos tener más zonas de adelantamiento. Suzuka, Silverstone o incluso China podrían ganar ese empujón extra para las batallas rueda a rueda. El sueño húmedo de cualquier fan de los sobrepasos.
Leclerc lo resumió con poesía técnica: “Hay rectas enormes que es una pena no usar. Un sistema automático lo haría posible... aunque, sí, también hay que ser muy valiente para activarlo en curvas como la 130R”.
¿Y técnicamente? ¿Se puede hacer?
Las ideas están sobre la mesa: sensores, GPS (aunque poco fiables en circuitos urbanos) y fotocélulas que activen o desactiven el sistema sin necesidad de que el piloto lo toque. Todo esto pensando en la F1 de 2026, donde la aerodinámica activa será el nuevo juguete reglamentario —y no solo en el alerón trasero, también en el delantero.
Se habla de más de 150 activaciones por carrera en circuitos con tres zonas DRS. ¿Es realista pedírselo todo al piloto sin que haya errores? La automatización suena cada vez menos como capricho y más como necesidad.
¿Habilidad o riesgo innecesario?
La Fórmula 1 camina sobre una línea fina entre tecnología y humanidad. Automatizar el DRS puede ser una evolución lógica… o una traición al alma del piloto. Lo que está claro es que el accidente de Doohan no fue solo un error: fue un disparador.
¿Queremos una F1 más segura y eficiente o una donde el pulgar también compita por el campeonato?
¿Y tú qué opinas?
¿Es momento de automatizar el DRS o debe seguir siendo un acto de reflejo y precisión del piloto? Déjanos tu comentario y comparte esta nota si eres de los que ama un buen debate sobre el futuro de la velocidad.
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