Williams logró alcanzar el séptimo puesto en el Campeonato de Constructores, es decir, el mejor puesto desde 2017 (cuando terminó el campeonato en quinto lugar).
Este crecimiento sin duda se puede atribuir en gran parte al actual director del equipo, James Vowles, quien desde su llegada ha traído consigo la ética de trabajo aprendida en los 13 años que pasó en Mercedes.
Un área en la que el ex estratega de la escudería anglo-alemana ha presionado mucho desde su llegada a Grove fue sin duda la relativa al desarrollo de infraestructuras, luchando personalmente con la FIA para aumentar el límite máximo de CapEx, es decir, la parte del presupuesto que cada equipo tiene disponible para mejorar sus sistemas.
"Cada vez que miro nuestras instalaciones me doy cuenta de lo lejos que estamos respecto a la competencia, pero esto sólo me anima a mejorar cada vez más", afirmó el propio Vowles.
Aunque el británico era un "novato", estando en su primera experiencia como directivo al frente de un equipo de Fórmula 1, si había un aspecto del que nadie tenía dudas era su enorme bagaje de experiencia absorbida en Brackley. Al fin y al cabo, no podía ser de otra manera, dado que trabajó durante años junto a un tal Toto Wolff.
El primer aspecto que tuvo que corregir fue el relativo al método de trabajo, que según Vowles era demasiado individualista y poco colectivo: "Cuando llegué me di cuenta inmediatamente de que los empleados no trabajaban juntos, así que lo primero que hice fue reunirnos para asegurar que comenzaran a colaborar como un verdadero equipo".
Además, una de las mayores limitaciones de Williams en los últimos años fue que no tenía una mentalidad amplia, limitándose al clásico "carrera a carrera". Esta visión a corto plazo impidió que el equipo progresara de manera constante y estable: "Ahora el enfoque ha mejorado significativamente. Lo que entusiasma a todos es cómo nos desarrollaremos el próximo año y en las próximas temporadas, especialmente en 2026".
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