En Jeddah, Red Bull conquistó un emocionante doblete, confirmando su claro dominio sobre el resto del grupo, con Max Verstappen que sin mucho trabajo logró adelantamientos tras adelantamientos, alzándose desde la decimoquinta a la segunda posición, cerrando el GP con la vuelta rápida detrás del compañero Sergio Pérez.
Sin embargo, en los pliegues de una superioridad abrumadora, Red Bull tuvo algunos dolores de cabeza relacionados con la confiabilidad. La falla del eje del auto de Verstappen en la clasificación fue inesperada, y en la carrera el equipo de Milton Keynes temió que la misma falla pudiera repetirse, con el campeón holandés quejándose de ruidos extraños en la última parte del GP, luego calmado rápidamente por su ingeniero.
“Tuvimos un momento de gran preocupación", declaró Horner. "Cuando Max nos dijo varias veces por radio que escuchó un ruido fuerte a alta velocidad, creo que quedaban unas quince vueltas para el final del GP".
"En ese momento estábamos un poco desanimados porque pensamos en la falla del eje del sábado. Pero al revisar los parámetros de forma remota notaron que el auto estaba bien. Sin embargo, todos nos hemos centrado en comprender si había problemas y cómo tratarlos en caso de que así fuera".
"Los pilotos en pista se han manejado bien en las últimas vueltas, no dimos ninguna indicación de las posiciones", aclaró el director del equipo.
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