Esta vez, por tanto, el ex propietario de la Fórmula 1 quiso hablar sobre la situación de Ferrari y la era posterior a Camilleri. De hecho, este último renunció repentinamente al cargo de CEO en los últimos días, en vísperas del Gran Premio de Abu Dhabi.
Noticia que, como es fácil cuando se trata del equipo de Maranello, ha dejado espacio para especulaciones, comentarios, hipótesis sobre cómo el equipo ahora está preparado para afrontar estos cambios internos o no. Y, en este sentido, el querido Ecclestone ha lanzado su propia provocación, que quizás le dé a Ferrari una nueva perspectiva desde la que mirarlo.
Pero comencemos desde el principio. Un comienzo que, en realidad, lo más probable es que no se encuentre únicamente en la dimisión de Louis Camilleri. El ahora exdirector general ha dejado el cargo por motivos de salud, pero el equipo de Maranello siempre ha sido muy bueno sustituyendo a distintas personalidades dentro del equipo, para intentar frenar momentos de crisis y dificultad. Y esto se aplica tanto al departamento de carreras como a la organización general de la marca.
Este fue también el caso de la sucesión de los últimos directores de equipo. De Domenicali, a Arrivabene, a Mattia Binotto, que después de este año está aún más en el centro de las últimas discusiones. En los últimos años parecía casi un modus operandi: si no había actuaciones, podios, campeonatos del mundo la solución inmediata fue cambiar una o dos figuras dentro del equipo, con la esperanza de que una nueva mentalidad pudiera traer un soplo de aire fresco en el equipo.
Y dentro de este modus operandi, la constante, al menos a los ojos de los más atentos (y tal vez controvertidos), siempre ha sido una: las personalidades que han ocupado tal o cual papel fueron todos profesionales italianos. Como dicen "mejor lavar la ropa sucia en casa". Quizás por una razón del orgullo italiano, quizás víctima ya de un método "tradicional" que, habiéndose repetido a lo largo de los años, se ha convertido básicamente en una regla. El motivo no está claro, incluso si las cosas están más que claras para Bernie Ecclestone, después de la despedida de Camilleri.
“Siempre he creído, perdón si te lo digo, que el problema son los italianos: todos quieren liderar y tienen sus propias ideas. No estoy diciendo que debamos despedirlos como hacemos con los corruptos, pero debemos dibujar en alemanes, franceses, ingleses. Gente que piensa diferente. Lo que pasó con Jean Todt es emblemático: los italianos no lo querían. Los convencí para que lo tomaran, luego las cosas salieron bien”.
Con estas palabras, Ecclestone se pronunció sobre la situación de Ferrari, entrevistado por Stefano Mancini para “La Stampa”. Quizás unas palabras un poco duras, como es la naturaleza del ex dueño de la Fórmula 1. Pero al mismo tiempo, palabras que quizás escondan un mínimo de verdad. Es difícil decir quién tiene razón o no, sobre todo si Ferrari es el protagonista de esta discusión. Sin embargo, quizás un claro cambio de mentalidad podría levantar el ánimo y el alma del equipo italiano.
Quizás señalar con el dedo al carácter italiano de Ferrari no sea del todo correcto. Sobre todo si el propio Ecclestone admitía que había pensado en Flavio Briatore conduciendo Ferrari, al menos en los últimos años. Sin embargo, lo que queda claro de lo que dijo Ecclestone no es absolutamente nada nuevo. Ferrari necesita una revolución. Nosotros sabemos, ellos saben, todo el mundo sabe. El problema es entender quién debe ser el impulsor de esta revolución, de qué gente debe rodearse, con qué mentalidad debe afrontar la frágil y difícil situación de Maranello. Y, seamos sinceros… ciertamente no es una tarea fácil.
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