Mientras McLaren se adueña de la primera fila, Ferrari juega sus cartas con un Charles optimista y un Lewis que aún no encuentra el ritmo
Por Speed and Racing | 18 de abril de 2025
El GP de Arabia Saudita ya comenzó a calentar motores, y en la lucha por la clasificación del sábado, Ferrari se encuentra en un peculiar equilibrio entre la esperanza y la confusión. Charles Leclerc está listo para pelear por lo más alto… mientras que Lewis Hamilton sigue buscando la receta mágica para domar su SF-25.
En un circuito tan milimétrico como el de Yeda, donde un par de centímetros de más pueden convertirte en meme (pregúntenle a Tsunoda), Leclerc logró mantenerse a flote. Las simulaciones lo colocan justo detrás de los McLaren —que parecen haber reservado suite en la primera fila— y de un Verstappen que nunca hay que descontar. Pero Charles no baja los brazos: "Si juntamos todo mañana, puede pasar cualquier cosa". Y así es, Charles, porque en Fórmula 1 nadie gana el sábado por la tarde… hasta que sube la bandera a cuadros en la Q3.
La diferencia con McLaren se cocina en las primeras cuatro curvas, donde Ferrari pierde casi cuatro décimas. ¿Gomas frías? ¿Setup rebelde? El paddock hierve en teorías mientras los técnicos afinan cada tornillo.
Pero si hablamos de tornillos sueltos, la otra mitad del box de Ferrari parece estar en plena mudanza. Hamilton sigue peleado con el equilibrio del auto. FP1 fue decente, pero FP2 dejó a Lewis a más de seis décimas de Charles. El británico lo dijo claro: “Seguimos buscando el balance. Aún hay mucho trabajo por hacer”. Y eso en lenguaje F1 significa: Houston, tenemos un problemita.
Vasseur intentó calmar las aguas: “Lo importante es que Lewis lo logre mañana en quali”. Fácil decirlo, pero con solo una FP3 que no se parecerá en nada a la clasificación por las condiciones de pista, encontrar medio segundo se antoja como escalar una duna… con slicks.
¿Qué nos espera mañana?
Una qualy de infarto con Leclerc queriendo colarse entre los papaya y Hamilton intentando no perder el tren de cabeza. La lucha está apretada, y en Arabia Saudita, cada curva puede cambiar el guion.
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