Según lo declarado por la mano derecha de Dietrich Mateschitz, el equipo austríaco no quieren someterse a las "reglas" impuestas por un ingeniero directamente involucrado en la Fórmula 1, un aspecto que seguramente empujará al equipo cuatro veces campeón del mundo a centrarse en las unidades de potencia Honda sin el apoyo directo del fabricante japonés.
En cuanto a la "congelación" de las unidades, sin embargo, el austríaco se mostró optimista, revelando aspectos de la discusión entre equipos, FIA, Liberty Media e ingenieros ya se han acordado. Todavía quedan un par de cuestiones por resolver, pero la esperanza es llegar a un acuerdo en las próximas semanas: “Cuando compras un motor, obtienes algo que está diseñado para las necesidades de ese fabricante”, dijo el austriaco.
“A la larga es una circunstancia que no nos conviene. Para ganar, necesita un proveedor que funcione de acuerdo con sus necesidades. Producir un motor en casa no solo es una elección audaz, sino también una inversión financiera compleja, pero con la entrada en vigor de la nueva normativa en 2025 será algo mucho más sencillo y sostenible. Nos darán la independencia que necesitamos para tener éxito”.
Sobre la decisión de congelar el desarrollo ya en 2023, afirmó en cambio: “Espero que salga bien. Ya existe un límite de gasto para los costos operativos y para los pilotos. Lo único que falta son los gastos derivados del motor. La lógica me lleva a pensar que los próximos pasos nos llevarán en esta dirección".
"Todavía hay cosas que deben aclararse y resolverse, pero tenemos tiempo y espacio para maniobrar para solucionarlo todo. La clave es que las unidades se congelan a finales de la próxima temporada. Esto nos permitiría utilizar las unidades Honda sin el apoyo directo del ingeniero”.
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